martes, 28 de junio de 2011

LA PENESGRIMA

Una de las características que diferencian al hombre como ser racional de las demás criaturas de la creación, es su connatural capacidad de lograr inventos. Desde los comienzos de la aparición del hombre, éste se ha esforzado por lograr elementos que hagan más fáciles algunas tareas, o que resuelvan problemáticas que se les presentaban y a las que había que buscarles una solución.
Los primeros inventos fueron realizados en piedra, elementales y rústicos, y fueron evolucionando a través de los tiempos.
La imprenta fue inventada por Johannes Gutenberg, y las consecuencias fueron toda una revolución en la disponibilidad de la información para las masas; esto a su vez permitió el desarrollo en todas las áreas fundamentales y claves en el posterior desarrollo del mundo: las artes, la ciencia, la medicina, los anuncios de relax en los periódicos...
La bombilla eléctrica o ampolleta, inventada por Thomas Alva Edison fue otro de los grandes descubrimientos. En este mismo instante, si es de noche o está oscuro en nuestra habitación, tras acariciar sexualmente la pared hasta encontrar el interruptor, estamos disfrutando del hallazgo de este gran hombre.
Podemos mencionar al teléfono, obra de Alexander Graham Bell. Su invento lo empleamos incontables veces durante nuestra vida diaria, ya sea para llamadas a teléfonos eróticos, tarot, o simplemente por pura diversión llamando a un número aleatorio preguntando por Rufete.
Otro majestuoso invento es el radar, que permite la detección de objetos mediante la emisión de ondas de radio que rebotan en la superfice de dichos materiales. Se puede determinar la distancia a la cual se encuentra un objeto midiendo el tiempo que toma la onda en ir y volver a la fuente emisora de ondas. Increíble. Fascinante. Quien inventó el radar fue Robert H. Rhine, nacido el 30 de Agosto de 1922 en Boston, Massachusetts.
La penicilina. Descubrimiento que ha tenido un tremendo impacto en la medicina, de manos de Alexander Flemming, quien en realidad la descubrió por accidente, después de una observación casual en uno de sus cultivos de bacterias.
Otros inventaron palabras en inglés para seguir tarareando una canción anglosajona.
La humanidad se vio enormemente beneficiada con la aparición de nuevos elementos que transformaron el desarrollo de la vida, promovieron, a su vez, otros grandes acontecimientos y cambiaron, por que no decirlo, la faz de la historia.
Como aquellos grandes hombres, yo he concebido otro gran invento. Un nuevo deporte que relegará en breve al fútbol a un segundo plano y que nace por la necesidad de buscar un deporte que combine, por una parte, los elementos clásicos de los deportes como actividad física, reglamento, competición, y por otra parte, que tenga parámetros educativos como la igualdad de oportunidades y la solidaridad entre los jugadores del equipo: La Penesgrima.
La Penesgrima, variante europea de la esgrima, es un deporte de combate fácil de practicar, donde se enfrentan dos contrincantes, que deben intentar tocarse con su arma más preciada: el pene,  y en el que la estrategia juega un papel muy importante. El objetivo del penesgrimista que compite es registrar el mayor número de toques en la superficie válida del contrario. El tiempo reglamentario de un asalto a cinco toques es de cuatro minutos. En caso de que los penesgrimistas estén empatados y el tiempo permitido termina, se sortea una ventaja y se da un minuto extra, el primero que toque gana. Dada la gran repercusión alcanzada por este deporte, he decidido inscribirlo en el registro de la propiedad.




viernes, 24 de junio de 2011

LA PROFESORA DE AEROBIC

Me levanté con resaca. Había quedado para tomar una caña y aquello terminó como una boda gitana. Sólo recordaba como toqué percusión en los contenedores de basura de mi calle en estado ebrio y que repartí albóndigas en el metro en un evidente signo de mi decadencia.  Era tarde. Me senté al borde de la cama y caí al suelo golpeándome brutalmente la cabeza. La melopea de la noche anterior seguía haciéndole estragos por dentro. Toqué con los codos mi acordeón, tarareando desinhibidamente una infernal canción para despejarme, con escaso éxito. Decidí  ir al baño, hundir mi cabeza en el inodoro y vomitar para sentirme  un poco más libre. Me encendí un cigarrillo y lancé  gozoso al aire una espléndida bocanada de humo aspirada con deleite y satisfacción. Adoraba ver el humo danzando como una bailarina deshonesta, mientras se disgregaba voluptuoso en el aire. Densas ojeras rodeaban mis cuencas oculares. Solo podía utilizar un ojo, ya que el otro lo tenía casi bloqueado por la deformidad de mi rostro. Un rostro inexpresivo, nauseabundo, homenaje al caos y a la venganza. Trozos de piel putrefactas se balanceaban desde mi cara y una sonrisa maligna se formaba con los pedazos de labios que me quedaban. Me rasqué el cráneo. Para evitar que los parásitos anidaran en mi cabeza, mi peluquero, me mantenía con el pelo tan raído que se apreciaban claramente las cicatrices de las pedradas que de niño había recibido. Reía sin motivo aparente. Unos ruidos a la vez sordos y silbantes, se escapaban de entre mis dientes mugrientos e irregulares mientras me frotaba compulsivamente los genitales. Estaba todavía borracho. Tuve que mirar mi documentación para saber quien era. Sentada en su sillón me esperaba Deisreé. Le di un beso en su pelo cobrizo y mientras me encendía otro cigarrillo, le conté lo mucho que la quería, lo feliz que era a su lado. Comencé a jugar con su boca, con sus turgentes senos, que me ofrecían la mejor de las mieles. Me sumergí en Desirée y la poseí  de manera suave, sin prisas, con todo el tiempo del mundo. Derramé mi fluido dentro de ella. Pregunté a Desireé qué le había parecido. Ella no contestó. Era una impúdica muñeca hinchable. Le quité la válvula y la introduje en la lavadora. Sentí una breve brisa pasar detrás de mí, por mi espalda, rozando levemente mi oído. Una sombra pasar como una ráfaga centelleante, a intérvalos, fugándose a través de los huecos que dejaba la luz del sol, allá fuera, proyectada por el vidrio del ventanal a mi lado. Oí una risa burlona diluyéndose en los estertores del silencio. -”Maricónnnnnn!!”.“Eres un depravadooooo!”- injuriaban aquellas voces. -”He dicho que no estoy escuchando. Basta!!.”- grité. Oía gruñidos en el interior de mi mente perturbada.
Bostecé emulando el grito de Tarzán, y me acerqué al balcón. Me agradaba espiar con binoculares el centro de danza ubicado en el edificio en frente de mi ventanal. Soy un adicto a la pesquisa vouyeril. Adoro espiar miembros ajenos en baños públicos. Aquel gimnasio impartía clases de natación, danza, sala de pesas y sauna. Me divertía observar a los gilipollas con músculos de cemento armado que se olvidaban que tenían piernas y parecían canarios. Me complacía enormemente contemplar el dudoso gusto musical de la profesora de aerobic. Pero especialmente me regocijaba espiar a las ancianas practicando aerobic. Octogenarias que se transformaban en Walking Dead con sus torpes coreografías. Ancianas que bailaban canciones de Britney como perras. Vejestorias que danzaban como si se jugaran la final en Fama. Llegué a aprender las técnicas de la variantes de tan estúpida disciplina: Aerobic convencional, Aquaerobic, Cardio-funk, Fitness, Step,…
Pero aquella mañana pude apreciar que la monitora practicaba una disciplina diferente, desconocida para mí. Una técnica, mezcla de streching y bodystyling,  que me resultaba familiar y que no logré descifrar pero que consiguió enfervorizar mi entrepierna.






martes, 21 de junio de 2011

EL CONSEJO CAPULLESCO DEL MES DE JUNIO

Debo confesarlo, amo los coches, estimo los autos, venero los bólidos; en fin, en cualquiera de sus acepciones el término que define a un aparato con cuatro ruedas, un motor bajo el capó, un volante de piel y antena cola de zorro, ha sido un objeto de especial y embelesado hechizo para mí y por supuesto, no soy el único. Hay un extraño embrujo entre los hombres y los coches. Es un binomio indisoluble.
Sin ninguna mordacidad y ni por asomo actitud misógina, conducir es algo intrínsecamente masculino, varonil, testicular y no excluyente por supuesto. Pero el tener en tus manos un volante, el acariciar afrancesadamente el cambio de marchas y el freno de mano, la música relajando nuestros tímpanos a un volumen considerable,  escuchar el sonido armónico del motor,  sentir su potencia, especialmente si es de un auto que hemos elegido a pesar del jodido préstamo personal, es parte de nuestro estilo y personalidad, y  más que un mero medio de transporte, el coche se convierte en parte de nuestra genética, en nuestra carta de presentación, en nuestro pequeño gran símbolo personal y se convierte, relegando al pene, en  nuestro juguete favorito cuando somos mayores.
Gozamos inclinándonos para tomar las curvas. Disfrutamos conduciendo cuando el de atrás nos mete prisa. Nos recreamos circulando astutamente en punto muerto en un descenso para ahorrar combustible. Nos regocijamos sacando nuestra cabeza por la ventana para escupir la flema mucolítica. Para los niños que nunca hemos dejado de ser, e independientemente del que tengamos dentro, siempre disfrutamos mirando las líneas de los autos clásicos o sintiendo aquel hormigueo en el vientre al observar los autos deportivos en Internet. Se nos despierta ese placer intenso y oculto que a los que ya pasamos los 35, nos despertaba el ver furtivamente las chicas del Interviu en nuestra estúpida adolescencia.
Para algunos sentir el placer del pie en el acelerador y acariciar el tacto del volante en nuestras transpiradas manos, es más excitante que la caricia de una bella mujer.
En el consejo capullesco del mes de Junio, propongo una versión que convertirá, más aun si cabe, el conducir en un placer  incomparable e indescriptible, que nos transportará a un océano de nuevas sensaciones, a un piélago de libertad, en una fruición de gozo, relax y tranquilidad. Un placer genial… sensual y único: Conducir con el pene.





viernes, 17 de junio de 2011

LAS 10 TÉCNICAS PARA LIGAR. 100% ÉXITO

Actualmente, los cyranos escasean, los casanovas agonizan y los tenorios se consideran una especie en vía de extinción. Siempre hemos anhelado saber, intuir y dominar lo que debemos hacer para conquistar al hombre o la mujer de nuestros sueños, porque a pesar de nuestros estériles intentos, casi siempre recibimos la negativa por respuesta. Ahora, si sigues minuciosamente mis versados  decálogos de comportamiento, lograrás dicho objetivo:

1-Habla, no te cortes. 
Preséntate. Dale la mano izquierda como muestra de desafío del protocolo. Hablar, conversar o dialogar, es la clave para cualquier seductor. Omite la  vocal "a", crearás a tu pareja una sensación embelesadora. Al principio, no hables de política, ideología o religión, excepto que compruebes que la otra persona es un/a intelectual obstinado. Lleva siempre visible contigo un ejemplar del Super Pop. No hables de ti, o hazlo con mucha moderación y sentido del humor. Guiña espasmódicamente.
2-Higiene personal.
El porte gallardo es una de las virtudes que nuestra pareja más adorará. Come cinco ajos antes de la cita. No te duches. Tómate una copa de anís  30 minutos antes del encuentro en un kebab, para que tu ropa se impregne de ambos aromas.
3-Sentido del Humor.
Hazle reír. El humor es un buen afrodisíaco. Ríete de ti mismo. Sonríele, mañana te podría faltar un diente. Eructa. Sílvale en la cara. Recítale poemas de Virgilio en portugués. Recuerda que quien ríe último, piensa más despacio.
4-Los piropos. 
Personaliza el piropo. Dile algo hermoso que no pudieras decir a cualquiera."Tienes unos dientes tan amarillos que podrías untar de mantequilla una barra de pan.", es un halago que nos ayudará a romper el hielo. Piropea sobre todo aquello que el dinero no pudiera comprar. Para todo lo demás MASTERCARD. No adules lo que lleva puesto una persona; háblale de cómo lo lleva puesto. Ten cuidado con los comentarios acerca de sus joyas, reloj o accesorios, ya que puede pensar que estás mas interesado en su potencial económico que en otros aspectos más significativos. "Los pelos del sobaco te asoman por la manga de una forma muy elegante." es una galantería tremendamente eficaz.
5-Tiempos muertos. 
Para una seducción en punto muerto, pero que ya promete, recuerda que el primero de los afrodisíacos menores es el alcohol. Cierra apasionalmente los ojos y haz como si fueras a darle un beso, y tósele encima un puñado de moscas muertas. Procura que estén baboseadas.
6-Autocontrol.
Mantén la cabeza fría y los genitales calientes. La situación en que nos hallamos cuando todavía no se han desarrollado en nuestro ánimo la alegría, el placer, la cólera o la tristeza, se denomina "centro". En cuanto empiezan a desarrollarse tales pasiones sin sobrepasar cierto límite, nos hallamos en un estado denominado "armónico" o "equilibrado". El camino recto del universo es el centro, la armonía es su ley universal y constante.¿Y qué coño significa esto?, pues no tengo ni puta idea. Quédate mirando fijamente su cuello, haciendo chasquear tus dientes. Babea. Araña el mantel. Hazle ofertas que no se puedan rechazar. Nunca le des la oportunidad de decir no, y si lo dice, propínale un soberano guantazo. Ve haciendo las propuestas poco a poco, de forma que no las pueda rechazar. 
7-Ocultar el juego. 
No enseñes nunca todas las carta de tu baraja de una sola vez. Saca una armónica y toca algo triste y enigmático.  
8-Suspense. 
Muestra al principio algo de indiferencia, pero hazte notar. Comunícate con él o ella con gestos obscenos. Tócate. Pero siempre con elegancia y erotismo. Hazle creer que eres un asesino en serie.
9-Hacerse indispensable. 
Hazte indispensable y luego quita de golpe todo el interés, cuando menos lo espere. Tras eso, aplica paulatinamente la regla anterior. Pon cara de Iniesta. Habla en términos freudianos. Ignora sus sugerencias. Mírale, escrútale intentando adivinar la enfermedad mental que padece. Cuéntale las ficticias vivencias en una misión humanitaria en  Zimbabue.
10-Romper el ritmo. 
Utiliza la técnica conocida como el 'estímulo intermitente': un día dale cuerda y toda la atención del mundo, y al siguiente insúltale e injúriale sin compasión, de forma alterna: atención-indiferencia: "Dicen que robar es malo; yo nunca lo haría, pero un beso tuyo, con gusto lo robaría""Que poco jamón tienes para ser tan cerda". Esa es la clave. No lleves ritmo ni lógica en esta técnica. No obrar siempre igual. Así se confunde a los demás, especialmente si son competidores. 
¡SUERTE! 





martes, 14 de junio de 2011

UN MÉTODO INFALIBLE PARA DEJAR DE FUMAR

“Fumar es un placer genial, sensual. Fumando espero al hombre a quien yo quiero, tras los cristales de alegres ventanales…” decía la espantosa y turbadora canción de Sara Montiel. Me acojono solo de recordarla…
Fumar es un placer en tanto los negruzcos pulmones del fumador aguanten y las células alveolares lo permitan y no dejen de funcionar obturadas por el alquitrán que se va hacinando tras cada inhalación del ‘humo del placer’.
Las torpes caladas iniciales del primer cigarrillo, avisan ya al consumidor del tabaco del sinfín de molestias que le acompañarán durante toda su existencia. Las toses flemíticas, ahogos, voz ronca, dientes carcomidos, disfunción eréctil, huevismo, náuseas y mareos que aparecen después de aspirar directamente su primer humo son la forma como el organismo nos advierte de que el tabaco es un tóxico que se revuelve y mutila silenciosamente el cuerpo. Pero, tras estos primeros síntomas de intoxicación, nuestro cuerpo se habitúa al cigarrillo y ya no lo rechaza con métodos tan expeditivos, habituándose a él y terminando por necesitarlo. El tabaco tiene tres tentáculos con los que tomarnos al asalto: un efecto estimulante, un efecto calmante y un placer por sí mismo. 
El fumador necesita tras cada cigarrillo una dosis más elevada de inhalaciones para conseguir el mismo efecto embriagador de la nicotina y la dependencia va in crescendo. La abstinencia, por leve que esta sea, causa estragos mayúsculos en el afectado a tal extremo que el aspirador de pitillos es capaz de renunciar a cuestiones vitales con tal de conseguir un cigarrillo que amaine sus desvaríos. Se dice que por cada cigarro que se consume, el fumador acorta su vida en 7 minutos. Si las matemáticas son irrefutables por su exactitud, yo ya debería estar criando malvas. Creo más probable, no obstante, perecer por deshidratación en mi cama un domingo por la mañana.
La liturgia del fumar tiene su arduo ritual. Hay que sacar el cigarrillo, en actitud chulesca, liberándolo  de la presión de sus burdos compañeros en la cajetilla, avizorando que la quebradiza fragilidad del tubículo de papel que contiene las ansiadas hojas opiáceas no se rompiera por un brusco y cerril movimiento. Hay que encender el cigarrillo con elegancia y toque estético dignificante. La calada y la emisión pueril de la morralla gaseosa. Las cenizas que, imprudentes, todo lo podrían manchar y las brasas que pudieran incinerar las ropas más preciadas. La mecánica de fumar es por lo tanto, una ceremonia  tremendamente compleja.
Fumar es una conducta socialmente aprendida con diferencias individuales, familiares, económicas, culturales y sociales.
La curiosidad, la baja autoestima, el fácil acceso, los medios de comunicación, el no quedarse solo en una discoteca o simplemente un vulgar pretexto para estrenar la batamanta en las terrazas de los bares, son algunos de los motivos que incitan a fumar. 
Son muchas las estériles técnicas para dejar de fumar: el pitillo electrónico, los parches de nicotina, la hipnosis, la amputación de brazos, la reflexología podal, enemas anales con café...pero todas ellas con escaso éxito.
Tras diversos estudios realizados he llegado a la conclusión que el único método para dejar de fumar es siliconar bajo la nariz un bigote artificial fabricado con pelo de nutria, a modo de elegante mostacho, que imposibilitará el consumo del cigarrillo:





viernes, 10 de junio de 2011

¡NO AL PIERCING VAGINAL!


En las diferentes culturas del mundo el piercing es concebido como rito o señal de pertenencia a una u otra tribu.
El piercing es una técnica que nació hace miles de años en culturas de origen indio. Éstos se colocaban fragmentos de materiales varios y pequeños trozos de huesos de animales.
Estos extravagantes aborígenes llevaban a cabo esta práctica porque su creencia se basaba en que este tipo de mutilación los defendería de malos espíritus o tragedias, según qué se colocaran, y en qué zona del cuerpo lo hicieran.
Ya en la Roma de los centuriones, los hercúleos miembros de la guardia del Cesar llevaban aros en los pezones como muestra de su virilidad y coraje así como un accesorio de sus vestimentas ya que les permitían colgar en ellos las cortas capas que usaban.
Otro de los orígenes de la perforación corporal está en las  tribus masai, en concreto en su atractiva población femenina, que deforman y desfiguran terroríficamente su cavidad bucal con discos para aumentar de tamaño la boca y alargan sus lóbulos llevando unos gigantescos y espantosos carretes metálicos.
En la actualidad, esta técnica amputativa es concebida como una forma de escape ante la incapacidad de transformar la sociedad, un mecanismo de encuentro mitológico con el placer o simplemente como un elemento de ornamentación y belleza. Las perforaciones o piercings han transformado el cuerpo en un portador de credos culturales, sociales, políticos o personales, en un territorio de expresión de la humanidad. Existe gente que venera esta dolorosa técnica, que desea que le perforen y mutilen sus labios, cejas u orejas. Yo personalmente prefiero que me susurren al oído la canción de las Galletas Fontaneda. Así que contra gustos no hay nada escrito.
Esta atroz práctica milenaria y cavernícola, ha tenido un gran auge recientemente, y ya no solo se ve en adolescentes, sino en un grupo cada vez mayor de adultos e incluso en grotescos octogenarios, y ha adquirido una importante y llamativa connotación cosmética en nuestros tiempos, así como distintivo de rebeldía, fetichismo o masoquismo.
Existen piercings en las orejas, piercings que parecen verrugas, piercings en las cejas, en los labios, en el ombligo, en la nariz, en la lengua. Existe también Piercing Brosnan. Pero este es un actor.
Pero centrémonos en los piercings genitales femeninos.
Los piercings vaginales son generalmente sinónimo de placer. Son utilizados para amenizar la sexualidad y aumentar y potenciar la intensidad. Ciertas mujeres llevan el piercing en el capuchón del clítoris para sentir una sensación de placer permanente. Otras aprecian su estética y buscan en el acto una manera de afirmar su identidad, como una exploración del cuerpo. Sí, sí. Para muchas, el pendiente genital aporta sensaciones totalmente nuevas y ofrece un plus de extravagancia en las relaciones sexuales. Me parece totalmente respetable.
¿ Pero que pasa con sus parejas sexuales?
Nadie ha alertado de los peligros que entraña este tipo de excavación genital femenina. Nadie. Por ello, con este humilde  post me agradaría advertir a las parejas de quienes han sido mutiladas de los funestos y desgarradores riesgos de esta moda.
¡No al piercing vaginal!




miércoles, 8 de junio de 2011

LA HERENCIA DE MI ABUELO

Aunque mi abuelo Belcebú Prepuzio no era criptólogo, tenía, indirectamente, algunas nociones de simbología. De hecho, su profesión era hamaquero de una playa de Salou.  Su suegro, profesor y virtuoso de la plastelina, fue uno de los primeros en usar símbolos matemáticos para expresar procesos lógicos y fue elegido miembro de la Royal Society por sus trabajos sobre la moderna lógica simbólica. Y mi abuelo adquirió de él la pasión por los numeritos. Belcebú Prepuzio era un hombre que iba a contracorriente por mera superioridad intelectual y no sabía pronunciar la palabra pizza. Murió en chándal por el ataque en la calle de un evangelista desalmado.
En su humilde y menesteroso testamento me donó un viejo pergamino.
El manuscrito mostraba curiosos arabescos que parecían delgados penes, figuras femeninas desnudas, estrellas y constelaciones, coordenadas naúticas y cientos de plantas de extraño aspecto. El pergamino, la caligrafía y la historia conocida del manuscrito me indicaban que podía ser de origen medieval, y la abundancia de especímenes vegetales sugería que podía tratarse de un herbario, un libro de texto mitad científico, mitad mágico, que describía las cualidades místicas y médicas de las plantas y su preparación. Pero esto era una simple conjetura, ya que estaba escrito en un lenguaje que no podía identificar. Aunque el texto podía ser descompuesto en palabras, cuyas letras eran familiares a medias, no tenían sentido. Sólo pude suponer que estaban escritas en un idioma poco conocido, tal vez en arameo, en un dialecto o en un código. Sí. Era sin duda un código. Mi abuelo me había legado un código secreto de misterioso significado.
Quizá Belcebú Prepuzio había ingeniado un sistema de lógica simbólica, o quizá simplemente había elaborado un código para camuflar sus investigaciones en torno a la piedra filosofal y el elixir de la vida, eludiendo así la acusación de practicar la magia negra. Tal vez había descubierto la fórmula de la eterna erección. 
Muchos especialistas trabajaron privadamente con el manuscrito, considerado, con razón, como el mayor desafío al que jamás se habían enfrentado. Biólogos, arqueólogos, mamporreros, tarotistas, trapecistas, hombres anuncio e incluso deshuesadores de aceitunas fueron incapaces de resolver el significado del jodido pergamino. La misma NASA lo consideró como un texto indescifrable, escrito por algún bromista. Pero yo estaba convencido que mi abuelo quería contarme algo con aquel críptico hológrafo. "Háblame, háblame" susurraba con vehemencia mientras examinaba aquel trozo de papel.
Pero fue mi amada Jacinta, la honesta empleada del McDonald's, quien, con la ayuda de unas gafas 3D, logró descodificar el enigmático papiro.
El jodido manuscrito, herencia de mi abuelo.
El pergamino relataba minuciosamente, paso a paso, como construir unas gafas, aparentemente convencionales, y cuya propiedad era la de dejar pasar  la luz a través de la aleación magnesio-potasio25, material plateado constituyente de las famosas tarjetas "Rasca y Gana".
Gracias abuelo.




viernes, 3 de junio de 2011

EL DESNUDO Y LA FOTOGRAFÍA

La fotografía del desnudo ha tardado mucho tiempo en ser aceptado como una forma legítima de expresión artística.
Análogamente dicha disciplina ha encontrado severos obstáculos legales y sociales para ser aceptado, mientras el desnudo pintado y esculpido acarreaban siglos de legitimación cultural y estética. Las razones de su despiadada censura no eran otras que su ‘ofensivo’ realismo.
El vestirnos compulsivamente crea inseguridades sobre nuestro cuerpo. Estudios realizados muestran que el naturismo, por otro lado, promueve una positiva autoestima en lo corporal.Los desnudos, el erotismo y la sensualidad han sido siempre una fuente de inspiración para muchos artistas que tras décadas de afanosa contienda han liberado la fotografía del desnudo de la mazmorra de lo inmoral.
Y es que si en alguna actividad artística el erotismo tiene un sentido especial y enigmático, este es en la fotografía; ya que la imagen fotográfica podemos fundamentarla en un acto sosegado de contemplación, de un mirarse al espejo, y es siempre un acto de pretensión y sorpresa que transciende a los más ocultos y ansiosos deseos de belleza.
La peculiaridad de la fotografía en el erotismo es que conlleva un componente distinto al de otras artes visuales: el carácter de veracidad y de credibilidad, ya que la fotografía aparentemente refleja la realidad más fielmente y tiene la particularidad de convencer más directamente que otras manifestaciones expresivas, por esto, el erotismo, es un erotismo real, de experiencia y reconocimiento, aunque no exento de recursos lingüísticos y retóricos propios del lenguaje fotográfico.
La fotografía erótica, por tanto, propone por un lado, un aporte de evidencia y de realidad, y por otro, un medio importante para evocación emocional y la recreación artística, produciendo mensajes y excitaciones eróticas esenciales a partir de sus condiciones tecnológicas. Aún así, a igual que otras artes, la intencionalidad del autor es un componente necesario e ineludible que condiciona y define al erotismo en fotografía.
Solemos confundir la perversión con cierta invasión de nuestra visceralidad animal en el universo de una sexualidad elaborada, refinada y poética, con cierto aire melodramático o de romanticismo mal entendido, sin la tormenta ni la impulsividad con las que los amantes dan rienda suelta a las pasiones.
Tal vez haya sido éste el tema más controvertido, polémico y discutido de la rica historia de la fotografía erótica. Hoy nadie en su sano juicio se le ocurriría escandalizarse por la contemplación de un cuerpo humano desnudo, huérfano de prendas. No tendría sentido sentirse ofendido, impactado o herido en la sensibilidad por ver a los seres humanos tal y como son, sin ropas ni otros aditamentos. Otra cosa distinta sería la contemplación tendenciosa, pecaminosa o concupiscente de estos cuerpos. En este caso estaríamos ante una previa malicia, obsesión sexual o prejuicio injustificado por parte del demente contemplador. No obstante,  debo confesar que la contemplación de este tipo de fotografía la he convertido en soporte masturbatorio, en material de autoestimulación. Sí. Degluto y eructo con un palillo en los dientes tras obsevar e imaginar estas hermosas obras de arte. Y me toco...
Embelesado por este primoroso y refinado arte, me he matriculado en el curso a distancia " El Desnudo y la Fotografía" que una reputada empresa de formación ofrece en su versión on-line. Superadas con éxito las dos primeras lecciones del seminario y alentado por mi tutor, me he aventurado en tomar mi primera instantánea. He aquí el bello resultado:



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