Mísero entretenimiento eventual para unos, grotesca afición para otros, desdichada profesión para unos pocos elegidos, y un jodido calvario torturador para la gran mayoría. La gimnasia puede ser más peligroso para la salud que fumar o consumir sustancias psicotrópicas, provocando degarradoras lesiones, amargo cansancio e incluso infartos.
La gimnasia es una irrisoria actividad integrada por un sistema de lacerantes ejercicios físicos, diabólicamente escogidos y de dantescos métodos científicos encaminados a solucionar los problemas del desarrollo físico integral, a perfeccionar las capacidades motoras y, según dicen, mantener y mejorar el estado de salud de los intrépidos que osan practicarla.
El efecto saludable de los ejercicios, aunado al mejoramiento de las posibilidades funcionales del organismo, colocan a la gimnasia en un lugar privilegiado de carácter rector para el adecuado desarrollo físico de las jóvenes generaciones. Una firme organización del proceso pedagógico, una concreta orientación de los medios, así como la utilización creativa de los métodos, forman condiciones adecuadas para solucionar un sinnúmero de tareas educativas.
Una adecuada tabla de ejercicios, incluye, a parte de mucho cansancio, un entrenamiento para todos los músculos del cuerpo y una congruencia en las regiones del organismo que deben trabajarse, incluyendo los días de descanso necesarios.
Toda tabla de ejercicios deberá ser complementada con una nutrición adecuada, rica en colesterol y dulces, y suplementos vitamínicos como la cerveza o un zumito de manteca de cerdo. Se admite también la ingesta de esteroides, siempre y cuando, el intrépido gimnasta no sea alérgico a los anabolizantes androgénicos.
Centrémonos en la tabla de ejercicios que nos ayudaran a perder esos kikitos de más.
Lo primero es elegir la ropa. El Decatthlon sobrevive gracias a esta estúpida práctica. Adquiriremos una camiseta de talla inferior y unas mallas de color fucsia siempre que sea posible.
Una vez perdida la dignidad al enfundarnos los atuendos pertinentes, procederemos a iniciar la siguiente tabla de ejercicios:
1.- Sentadilla completa. En una postura antinatural, en posición de loto, procederemos a 5 minutos de relajación. Es aconsejable pensar en una sandía. Inhalaremos y exhalaremos el aire de forma pausada, y escupiremos flemas mucolíticas si las hubieran. Recitar poesía nordcoreana puede sernos de gran ayuda.
2.- Elevación de talón con barra en hombros. Agarraremos fervorosamente nuestro pie, y lo estiraremos atrozmente hasta ponerlo a la altura de nuestra cabeza. Puede parecer una pose algo primitiva y ridícula, pero son innumerables los beneficios que aportarán a nuestras piernas. El crujido de los músculos en esta fase es absolutamente normal, pues es muy probable la rotura fibrilar en cuádriceps, bíceps femoral y gemelo interno. Flatulencias incontroladas e indeseadas, son muy frecuentes en esta etapa de la tabla. No debemos avergonzarnos. Se realizarán 3 series de por lo menos 15 repeticiones, descansando 45 segundos entre cada ejecución.
3.- Curl abdominal declinado. Con la espalda erguida, estiraremos una pierna de forma de que ésta, esté en toda su longitud en contacto con el suelo. Es muy posible que al realizar este ejercicio, los abductores sean devastadoramente mutilados, produciéndonos una desagradable sensación de dolor. Pero es precisamente ahí, cuando el músculo trabaja. Es recomendable hacer este ejercicio desnudo, pues el cosquilleo que genera el contacto de la base en la que estamos sentados contra nuestros genitales, puede amortiguar el suplicio. Se realizará 3 series de por lo menos 10 repeticiones, descansando cinco minutos entre cada ejecución.
4.- Curl femoral. Con los brazos alzados, como si estúpidamente quisiéramos arañar una nube del cielo, intentaremos alcanzar los dedos de nuestros mugrientos pies. El inclemente rechinamiento de las vértebras y la cuasi-desnucación, son los diestros indicios que nos revelarán que el ejercicio se está efectuando de forma correcta. Se realizarán 10 series de 10-15 repeticiones, descansando ya media hora entre cada ejecución.
5.- Flexión-extensión de rodillas. Con la espalda ya más tiesa que una estaca, procederemos a flexionar las rodillas, como si fuéramos a sentarnos en el retrete para poner en práctica el noble arte del vaciado de los intestinos. Subiremos y bajaremos hasta que oigamos el chasquido de la rotura de menisco. Se realizarán 3 series de por lo menos 10 repeticiones para los primeros 4 ejercicios y por lo menos 20 repeticiones para el último. Deberemos descansar 2 horas entre cada ejecución. Se permite ya fumar en el receso.
6.- Abdominales sincrónico-convulsivas. Fumado el cigarrito, procederemos, con la espalda yaciendo en el suelo, a estirar los pies, como si quisiéramos con los mejillones de nuestras pezuñas, escarbar al Astro Rey. El dolor estomacal debe ser intenso. Iniciaremos entonces unos vehementes, epilépticos y absurdos movimientos con nuestros brazos, intentando tocar las sucias uñas de nuestros pies. Es sumamente probable el vómito y la incontinencia fecal. No pasa nada. Después lo limpiaremos. Se realizarán 5 series de 100 abdominales, descansando 3 horas entre cada ejecución.
7.- Reposo absoluto. Concluidos los ejercicios, y en posición fetal, se procederá a una merecida fase de sosiego y descanso.
He aquí una pedagógica ilustración de este interesante compendio: